La dermatitis atópica impacta el bienestar social y emocional de quienes la padecen
Los pacientes con dermatitis atópica (DA) se enfrentan a diferentes complicaciones que impactan su bienestar social y emocional, como consecuencia de los síntomas (por ejemplo, las lesiones en la piel con escozor intenso o prurito; siendo este el signo predominante), las precauciones a tomar y las limitaciones impuestas por la enfermedad, que afectan la calidad de vida de la persona.
Por lo general, los individuos que la padecen experimentan más alteraciones emocionales; es decir, tienden a ser más irritables, resentidos, a sentirse agobiados por la culpa y hasta hostiles, ya que la DA altera las relaciones interpersonales, genera rechazo, estigmatización y aislamiento social. Además, provoca limitaciones en diversas actividades cotidianas y genera importantes alteraciones del sueño, entre otras dificultades que inciden de manera negativa en la calidad de vida del paciente. (Ver recuadro: El impacto de la DA en seis esferas).
“Más que una enfermedad cutánea, la dermatitis atópica puede ser una condición potencialmente debilitante que interrumpe la vida diaria de los pacientes y puede afectar, de forma negativa, su bienestar emocional, causando hasta vergüenza y dificultad de concentración. Si bien no existe cura y todavía existen ciertas necesidades insatisfechas en estos pacientes, nuestro trabajo en Pfizer es proporcionar soluciones médicas que ayuden a reducir el impacto cotidiano que produce esta enfermedad en quienes la padecen”, comentó la doctora Karen Villamil, líder médico de Inflamación e Inmunología de Pfizer Centroamérica y Caribe (CAC).
La dermatitis atópica es de las alteraciones dermatológicas que mayor morbilidad psiquiátrica acumula. Entre los trastornos que se observan con mayor frecuencia -frente a otros pacientes con enfermedades de la piel- destacan la ansiedad y depresión, siendo este último el que incide con mayor regularidad.
Asimismo, muchos de los trastornos dermatológicos pueden empeorar en contextos de estrés psicosocial, agravando también los factores psiquiátricos percibidos por los pacientes. En referencia a la DA, el estrés vinculado a la enfermedad, a la familia y a las relaciones interpersonales conforman importantes predictores de la gravedad de los síntomas.
La DA y el entorno familiar
Por lo general, la dermatitis atópica aparece durante los primeros años de vida (cerca del 50% de los casos), lo que provoca que el intercambio emocional entre los padres y sus hijos sea susceptible a diferentes trastornos.
En el caso de los padres, en estudios recientes se encuentran resultados en el que se perciben como emocionalmente tensos, presentan sentimientos de culpa y una mayor tendencia a mostrar sobreprotección o actitudes de rechazo hacia sus hijos. Además, son susceptibles a la depresión, ansiedad, cansancio e irritación, que pueden tener consecuencias negativas.
Por otro lado, los niños con DA manifiestan problemas conductuales, muestran un comportamiento inquieto, lloran de modo persistente y tienen alteraciones en el sueño relacionadas con el picor y el rascado. Asimismo, tienden a ser más irritables, tensos, inseguros y más agresivos, generalmente definidos como “poco adaptativos” en la edad prescolar y escolar.
Aproximadamente un 10% de los pacientes llega a la edad adulta con manifestaciones clínicas de dermatitis atópica, ya que esta enfermedad se caracteriza por una remisión espontánea conforme avanza la edad. En esta etapa de la vida, la DA suele caracterizarse como grave, por el intenso prurito de difícil control y la manifestación de los eccemas crónicos. Por ende, ese picor constante afecta la calidad de vida y el estado de ánimo de la persona.
Consejos para pacientes y familias
Aquellas familias que establecen pautas claras, coherentes y consistentes con respecto a las conductas del rascado, son las que cumplen, de manera acertada, con el tratamiento y hacen que sus niños sean más responsables del cuidado médico de la enfermedad.
En general, se recomienda evitar o controlar aquellas situaciones que generen un mayor estrés en el paciente, ya que de lo contrario pueden agravar los síntomas. También, implementar consejos básicos como evitar el rascado de las zonas afectadas, utilizar los productos para hidratación diaria de pieles atópicas referidos por el médico y no usar aquellos, posiblemente agresivos o que generen prurito, así como evitar ambientes calurosos o muy secos.
“La dermatitis atópica va más allá de la piel. Al tratarse de un reto físico y psicológico para los pacientes, la DA requiere de una atención integral, que involucre a los profesionales médicos necesarios, a los pacientes, así como a sus cuidadores y familias, de manera tal, que generen un plan de atención formal de la enfermedad para avanzar efectivamente en su tratamiento y llevar una vida adecuada”, concluyó la doctora Villamil.